Quiero iniciar con un gran sentimiento de emoción y responsabilidad al dirigir estas palabras hacia mi linda Parroquia Ambatillo.

Deseo expresar mi homenaje y reconocimiento a todos los habitantes de mi querida Parroquia, desde el más modesto de nuestros pobladores hasta las más distinguidas personalidades, e invitarlos a vivir con alegría y compromiso con el futuro convencidos cada vez más que tenemos el privilegio de disfrutar el legado de nuestros antepasados y vivir en una de las parroquias más hermosas de nuestra provincia y país.

Quienes iniciaron con la creación de esta Parroquia, tal vez no se imaginaron que estaban gestando la conformación de una parroquia grandiosa, adornada de los más variados y atractivos paisajes, con un clima frío pero cálido a la vez por el calor de su gente, clima que contribuye a la agricultura cuyos terrenos producen porque sus hombres labran la tierra con amor, incrementado los cultivos para proveer de alimentos a los habitantes de la parroquia y de nuestra ciudad. Manos de nuestros hombres que han hecho de la elaboración de calzado su principal actividad económica. Por sobre todo esto debemos rescatar la calidad humana de su gente, guardianes de la civilización y protectores del progreso. La solidaridad y confraternidad que han reinado a lo largo de la historia de nuestra parroquia, y más aún en estos momentos de emergencia nacional, son la expresión viva de una población que se ha fundamentado en los principios de respeto y consideración, de adelanto individual y colectivo.

Pero al igual que estos son momentos para recordar el pasado y de vivir el presente, también lo son para comprometernos con el futuro, tenemos la firme decisión de hacer de nuestra parroquia la institución y el instrumento fundamental del cambio hacia los nuevos escenarios de desarrollo, transformándola en un gobierno autónomo descentralizado, promotor, facilitador, coordinador y regulador de acciones orientadas al desarrollo socio económico y al crecimiento ordenado y funcional de la comunidad, que sea conductor de un proceso, en que la naturaleza, historia, cultura y economía ambatillense, se conjuguen armoniosamente, posibilitando que se haga realidad el porvenir generoso y con alta calidad de vida al que todos aspiramos.